
A pesar de que la tino es el sentido al que le tenemos más confianza, si no de dónde nace el “ver para creer”, hay veces que nuestro cerebro y los luceros no se ponen de acuerdo y terminamos confundiendo cosas, como las que presentaremos en la futuro salón.
No todo lo que vemos es una existencia, pues muchas veces se trata de ilusiones ópticas que nuestro cerebro no logra entender a simple tino y que tenemos que poner mucha atención para adivinar lo que está sucediendo. Delante con las imágenes.