La logística de Jacqueline van Rysselberghe de poner las manos al fuego por Gustavo Hasbún le está costando caro a la presidenta de la UDI, porque esta tarde el ministro de Riqueza Lucas Palacios anunció que decidió suspender su militancia en el partido.
“Yo voy a suspender mi militancia porque me parece que es una señal clara y concreta de cuál es el proceder que deben tener los partidos políticos frente a esta situación”, dijo el ministro, golpeando el tablero gremialista.
La atrevimiento de Palacios grafica toda su molestia con el trato preferencial que la mandamás de la tienda gremialista le ha poliedro al exdiputado Hasbún, imputado en la investigación por cohecho y tráfico de influencias que está desarrollando la Fiscalía de Suscripción Complejidad de La Araucanía por los contratos del MOP en la región.
“Yo creo que la UDI cometió un error, porque los partidos políticos tienen que defender siempre la verdad, tienen que perseguir la justicia, mucho antes que defender a cualquier persona. Me parece que se comete un error en hacer una defensa cerrara a una persona. Mucho mejor es que esa persona hubiera suspendido su militancia”, dijo Palacios en relación al controvertido exdiputado.
El exministro añadió que a la UDI le desidia “visión de largo plazo”, y “cuando una persona se ve involucrada en una situación así, a mi juicio lo que corresponde es que la persona sea suspendida o congelada del partido, y eso no significa condenarla (…) sólo se le está dando una señal de que lo importante son los valores”.
La determinación de Palacios es un patada directo a Van Rysselberghe, tomando en cuenta el posicionamiento que ha ido tomando el ministro de Posesiones en el nuevo junta de Piñera, donde es una de la figuras de la UDI reconocidas en un equipo dominado por los Evópoli Gonzalo Blumel (Interior) e Ignacio Briones (Hacieda).
La controversia Hasbún-Palacios
Hasbún involucró en esta trama a Palacios, ex subsecretario del MOP, cuando ofreció al patrón Oscuro Fulgeri hacer gestiones directas con el entonces subsecretario para zanjar unos problemas de unos contratos, no sin antaño advertirle que “esto cuesta plata”.
Sin secuestro, Palacios ha dejado en claro que no quiere ser relacionado con Hasbún. De hecho, en los días posteriores a la difusión del polémico audio, dijo que “me da mucha rabia que se pretenda enlodar mi nombre (…) Yo nunca me he tomado un café con él, nunca he comido con él, nunca me he tomado un trago con él (…) “La única relación que tuve fue en la campaña del Presidente Piñera y él estaba de candidato a senador por La Araucanía donde no tuve una muy buena relación con él”.
El cardenal en la mesa regalado por el ministro cuadra igualmente con la opinión de algunos parlamentarios del partido, que se han desmarcado de la cerrada defensa de la mandamás del partido a Hasbún. De hecho, el diputado Guillermo Ramírez pidió que “dejemos que la justicia haga la pega”, y el diputado Javier Macaya, rival de Van Rysselberghe en las últimas internas gremialistas, fue más enfático y sostuvo que “cuando uno se tira con teorías, y dice ‘le creo’, o ‘pongo las manos al fuego’, al final del día lo que uno tiene que hacer es esperar que las instituciones funcionen”.