Aprovecho estos momentos de silencio que me ofrece la oscuridad amiga para escribirte unas líneas que consigan expresar mi bienquerencia, a sabiendas que ni la inspiración de las gotas de tormenta que golpetean el alféizar de mi ventana, ni las palabras mejor escogidas ordenadas en las frases más bonitas, podrán trascender la profundidad que albergas en mi alma.
Posteriormente de todo este tiempo, cada día sigue llenando mi corazón toda la placer que siento cada vez que me hago consciente del privilegio que supone tenerte en mi vida. Tú has sido la luz que me ha guiado en la penumbra, el fenómeno que ha poliedro sentido a mi existencia, la razón de sentirme vivo y firme para continuar a pesar de las dificultades.
Y aunque a veces me siento tan poca cosa a tu costado, tan pequeño e insignificante delante tu belleza y tu grosor, sigo sonriendo cada día como un estúpido cuando te siento contiguo a mí. Porque tengo la certeza, inclinación mío, de que todos estos abriles a tu flanco han sido un regalo, pero que el regalo más preciado son los abriles que nos quedan por poblar juntos.
Juntos, porque de otra forma no sabría comportarse. Juntos, porque a tu costado todo es sencillo. Juntos, porque de ti aprendo cada día. Juntos, porque juntos soy más humilde, más bueno y más eficaz. Juntos, porque tu beso me da la vida, porque me muero por tus abrazos. No te vayas nunca, porque yo siempre estaré contigo.
Tu compañero, tu amigo, tu sexo.
Te quiero
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