Víctimas de los Salesianos se querellan contra Ezzati por asociación ilícita para «silenciar» abusos

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Nueve víctimas denunciantes de abusos sexuales en la Congregación Salesiana entre 1973 y 2009 se querellaron contra el ex prelado de Santiago Ricardo Ezzati (2010-2019), por el delito de una presunta asociación ilícita para «silenciar» las vejaciones, las que fueron declaradas admisibles por el Séptimo Tribunal de Fianza de Santiago.

Según el diario La Tercera, encima de Ezzati piden que se investigue a Maximiano Ortúzar y Alfonso Rodolfo Horn, ex director y ex rector del Instituto Salesiano de Valdivia, respectivamente; y a los ex provinciales de la orden Natale Vitali Forti, Alberto Lorenzelli Rossi y Leonardo Santibáñez Martínez.

En las querellas presentadas por el abogado Juan Pablo Hermosilla se asegura que la agrupación estuvo «dispuesta a propiciar y silenciar los abusos» durante largos abriles, a tal punto que incluso «esta estructura orientada a delinquir ha seguido funcionando, incluso a posteriori de 2009».

El caso se enmarca en una investigación que lleva el fiscal metropolitano Centro Ideal, Xavier Armendáriz, por abusos cometidos al interior de la Iglesia católica, indagatoria aún desformalizada y que sigue abierta a la retraso de una orden de investigar instruida al OS-9 de Carabineros.

«Los relatos de las víctimas expuestos exhiben que el vínculo entre los miembros de la estructura se encuentra determinado por su vinculación a la Congregación Salesiana y sus distintos centros educacionales y asociaciones», añade en el texto.

«Esto explica el modo de ejecutar organizado y coordinado en esta asociación, en la cual existían jefaturas y reglas propias. Las jefaturas se encuentran asociadas a la posición que distintas personas ostentaban al interior de la congregación y/o en sus respectivas funciones en institutos educacionales. Y las reglas propias se encuentran asociadas al silencio y la creación de escenarios propicios para la impunidad», acusa.

«Todas las víctimas de esta querella buscaron la rendición de cuentas de sus agresores, sin secuestro, sus esfuerzos no han tenido los resultados esperables», complementando que «al momento de perpetrarse los delitos sexuales eran niños y canalizaron el daño generado por la violencia sexual sufrida a través de conductas anómalas al interior de sus recintos educacionales», finaliza.